1-
El día 4 de febrero salí en micro desde el Barrio de Once y llegue a Salta capital el 5. Después de 6 o 7 años, estaba de viaje nuevamente, con 3 amigos que hacia bastante conocía pero que nunca había pasado mas de un día junto a alguno de ellos.
La llegada al norte fue demasiado extraña; hacia mucho tiempo que por cuestiones de trabajo no podía irme en verano, por lo que estaba desde hacia rato inmerso en una rutina que abarcaba mi tiempo de enero a enero, quedándome en mi casa mientras todos vacacionaban. Por lo tanto, hacia mucho que no veía un paisaje diferente.
El solo hecho de haber salido a la ruta fue excitante para mí; pero eso no fue nada comparado al adentrarnos en el árido paisaje del noroeste.
Llegamos a Salta un martes a las 16 horas y nos instalamos en un hostel que nos cobraba 35 pesos la noche con desayuno y vendía cerveza Salta a diez pesos…
Los días comenzaron a transcurrir lentos y normales; nos levantábamos tarde, comíamos, salíamos a algún bar y volvíamos. Así fueron los primeros 3 días en este, que fue el lugar más céntrico y más “normal” que conocimos., ya que al ser capital tenía aspecto de ciudad similar a nuestras casas;
En salta, fueron 3 días de relajación post 20 horas de viaje y planificación de cómo seguirían nuestras vacaciones.
Es así que cuando lo consideramos correcto, comenzamos a movilizarnos hacia el primero de los pueblos a conocer: Purmamarca;
Dos horas en ómnibus desde la terminal salteña nos llevaron a este pueblo, el cual abrió en mi otro tipo de visión del viaje. Esta vez, me encontraba en un lugar realmente nuevo, en donde todo era distinto y desconocido; calles de distinta forma a la que estoy habituado, casas pequeñas, tierra, cerros a metros de mis pies, ecos extraños…realmente llegar allí produjo algo en mí; estaba finalmente en un lugar desconocido como tanto tiempo hacia que anhelaba.
Estando en purmamarca los días se fueron tornando distintos; comencé a estar borracho varias veces a la luz del día, y en las noches, cuando volvíamos de algún bar, siempre terminaba levantándome solo y saliendo nuevamente de la habitación a dar vueltas por aquellas misteriosas calles, buscando algún lugar en donde estar o simplemente disfrutando de sentirme perdido en un lugar completamente desconocido. Fue en este pueblo en donde realmente sentí la diferencia entre mis compañeros y yo; ellos estaban de vacaciones y yo buscaba algo que rompa mi cabeza….Y ya paresia estar cerca de encontrarlo.
Muchas veces me vi fascinado; caminando y apreciando cada detalle, maravillándome de lo desconocido que era todo lo que veía. Mi tolerancia al alcohol estaba maximizada en la enésima potencia y eso hacia que cada día sea de lo más extraño y disfrutable-
Tuve el agrado de ver distintos espectáculos en peñas o bares pequeños, los cuales difieren mucho de los que puedo ver en mi barrio, así que, como músico que soy, estaba más que pasmado por las cosas que veía en aquellos espectáculos…
Purmamárca fue como estar en una especie de pueblo fantasma, en el que yo deambulaba por casi todas las esquinas, observando todo lo que mis pupilas me permitían, y sintiendo por un lado momentos de felicidad absoluta y por otro lado profundos sentimientos de terror y miedo.
Transcurridos 3 días y dos noches, viajamos hacia Tillcara, el próximo pueblo en la hoja de ruta. Allí las cosas mutaron nuevamente; la cantidad de alcohol se duplico en cuanto a cantidad y en cuanto a los lapsos cada vez mayores que dedique a beber...Las horas de sueño comenzaron a reducirse a tres o cuatro por día y el sentimiento de estar en otro mundo era algo que me fascinaba y no me dejaba hacer otra cosa más que caminar todo el día y salir todas las noches. Tenía un estado de felicidad inédito en mí, y unas ganas sobrenaturales de hacer cosas acompañado de la ausencia casi total de cansancio; realmente no podía creer en donde estaba ni lo que sentía. A su vez, mi relación con los chicos era cada vez mas distante; definitivamente yo estaba en otra sintonía y eso parecía empezar a erosionar el grupo de viaje.
Comencé a estar bastante tiempo solo, dando vueltas por las esquinas de Tilcara, casi siempre ebrio, lamentando profundamente no haber traído mi guitarra y llorando cada vez que levantaba la vista y veía los cerros cayendo sobre mí…
Luego de tilcara, viajamos a la Quiaca; allí cruzamos la frontera hacia villazon en Bolivia y finalmente, después de una pequeña deliberación volvimos a Salta capital…
2-
El plan era estar en el norte desde el 4 hasta el 20 de febrero, y como la agencia que nos vendió los pasajes cuenta entre sus empleados con un amigo de Nicolás, uno de mis compañeros de viaje, teníamos la libertad de poder quedarnos mas días o menos días de los que en el pasaje de micro se leía, siempre y cuando avisáramos con anticipación.
Lo que nunca pensé es que optaríamos por irnos antes de lo pensado; en realidad, no pensé que mis compañeros querrían irse antes de la fecha pactada…
Al llegar nuevamente a salta, durante la cena se acordó que ya habíamos cumplido las expectativas del viaje y que no estaría mal volverse algunos días antes…
Mi aflicción ante esta noticia fue muy profunda; sentí que de repente todo ese mundo nuevo y fantasmal se desmoronaba sobre mis hombros, dejándome una sensación de dolor y agobio que me duro toda la noche...
Después de acordar esto, restaban 6 días antes de que dejemos salta para volver a Buenos Aires, según lo dictaba el nuevo acuerdo pactado al acordar el truncamiento del viaje. Decidimos ocupar estos días festejando, aprovechando los bajos precios que tiene el alcohol adentro del hostel en el cual estábamos. Esos días fueron de los mejores; la mejor forma de concluir el viaje fue esa: luego de recorrer paisajes hermosos, conocer gente y comidas desconocidos para nosotros, hicimos lo que no habíamos hecho aun, que fue socializar con los turistas extranjeros del hostel, y beber más aun...Tanto así que los últimos 3 días antes de partir llegamos a pasarnos 9 horas bebiendo en la cocina del lugar, hablando con extranjeros en un deforme y divertido ingles, fumando cigarrillos de mariguana con una forma muy extraña hechos por las manos de una francesa enorme, bailando cumbia al ritmo de wonderwall de oasis cantada a capella, y demases cosas de borrachos en vacaciones.
Pero el momento de irse se aproximaba y yo no estaba nada contento con eso.
El momento crítico fue el día 17 al atardecer. Allí me di cuenta de que a la mañana siguiente debería dejar el norte argentino para volverme, antes de lo pactado, a mi hogar, del que hacia tanto anhelaba escapar. Esa noche salimos a algunos bares, y al volver no pude dormir; apenas salio el sol me encontré caminando por salta capital, totalmente desvelado y por momentos dormido/borracho, buscando la forma de encontrar algún motivo que me hiciera pensar en volver a mi casa sin sentirme totalmente devastado como me sentía en ese momento.
Este motivo no llego; y adentrada la mañana, la idea de quedarme allí sin mis compañeros empezó a rondar por mi cabeza...Solamente necesitaba algo que me hiciera convencer del todo de quedarme.
Inesperadamente, y lejos de cómo me comporto normalmente en situaciones limite, me vi llamando a mi padre para comentarle que quería quedarme unos días mas...a lo que el asintió, y se ofreció a mandarme dinero si hubiese hecho falta. Creo que este fue el motivo que me hizo decidir quedarme. Fue raro; pocas veces mi familia esta involucrada en mi vida, pero al fin y al cabo, tener el respaldo de mis padres fue lo que canalizo mi energía hacia concretar el impulso de quedarme.
3–
Fue así que decidí quedarme solo; precisamente en la capital salteña, en donde mi viaje había comenzado, terminado y ahora empezaba de nuevo.Esa mañana fue muy extraña: Mis amigos se iban; habían terminado su viaje y se notaba en sus actitudes, mientras que yo estaba totalmente reseteado y listo para comenzar otra vez; realmente estaba algo ansioso por que se fueran en un buen sentido, ya que empezaba a darme cuenta de que ese viaje no habría de significar nada si yo no me quedase al menos un día más.
A eso de las 15 hrs se fueron; nos saludamos y cruzaron la puerta… de repente, realmente yo estaba solo, completamente solo, así que pedí una cerveza y empecé a trazar mi nuevo viaje.
Al cabo de un rato, me cruce en el hostel con unas chicas que habían llegado la tarde anterior, con quienes compartí algunas risas en los bares de la calle Balcarce en la noche antes de decidir quedarme. Les conté que había elegido quedarme solo, noticia que les resulto simpática, y nos quedamos charlando en el patio.
Ellas eran 4. En ese momento no lo sabía pero serian quienes me acompañarían en este nuevo viaje.
Realmente, quedarme fue una de las mejores decisiones que tome en mi corta vida.
La primer noche de “soledad” pude comprobarlo; de una forma muy natural entable una relación muy amistosa con estas chicas; tanto es así que planeamos hacer una cena para todos, y además, salí a comprar lo necesario para el menú con la chica mas linda de todas, caminando bajo una agradable garúa salteña. Así que realmente mi estadía estaba valiendo la pena.
Esa noche hubo una inesperada tertulia culinaria internacional en la cocina del hostel; había unos locos de algún país nórdico cuyo nombre no recuerdo, quienes estaban haciendo un pescado al horno con una exagerada cantidad de pimienta negra, al tiempo que tomaban vino tinto puro y escuchaban una música con aires country muy similar a la de Bob Dylan. Estos muchachos eran de lo más simpáticos y ruidosos; hablaban un ingles casi tan forzado como el mío y hacían brindis a cada rato. Tuvimos una pequeña comunión musical cuando pusieron ,a pedido mío, el tema “Live Forever” de oasis, el cual fue cantado por todos los que estaban en la cocina a un volumen totalmente etílico en medio del patio y ante los ojos de algunos turistas mayores que nos miraban con simpatía y miedo a la vez.
También estaba Saya, un chico de Israel de lo más raro, que se encontraba preparando unos fideos con una salsa a base de carne y aromas a especias que olía rico y exótico a la vez.
Y entre este plato israelí y el pescado picante de los otros chicos, estaba la olla de puré y las milanesas que con las chicas preparábamos. Me sentí un poco avergonzado al ver sus platos y el nuestro pero...la situación era tan rara que no valía la pena reparar en semejante estupidez.
Después de la cena, todos los huéspedes, nos encontramos haciendo una especie de sobremesa mundial, charlando en distintos idiomas y tomando distintos alcoholes. Era raro sentir como a mi espalda hablaban en Frances mientras que yo improvisaba ingles con Saya, el israelita.
Pasado un rato algunos quisieron salir. Yo fui invitado y obviamente acepte, aunque para mi sorpresa las chicas con las que cocine no quisieron ir. Fue así que esa noche me vi saliendo con 3 yanquis de lo mas campiranos, dos francesas, dos tipos raros de Europa que aun no se de donde son (los del pescado picante), una pareja de ingleses, un chico de Munro y yo, de Claypole.
Esa fue mi primer noche solo; una tarde de decisiones y alcohol, mas una cena y salida intercultural de lo mas rara. Y yo, definitivamente no podía estar más feliz con mi decisión.
Al otro día, amanecí y me encontré con las chicas, quienes me comentaron que tenían planes de ir hacia purmamarca, y me invitaron a ir con ellas. Mi corazón se aceleró de tan solo pensar que iría nuevamente a ese fantasmal pueblo. Y si la vez anterior había estado a punto de descubrir algo, ahora, con mi decisión de quedarme, quien sabe que llegaría a pasar.
(Acepte la invitación…)
viernes, 25 de marzo de 2011
Un viaje indeterminado.
Publicado por
Matias Federico.
en
12:21
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3 comentarios:
Me cabe.. aunque es mucho muy largo,
Me encanto! Que liiiindo hacer un viaje asi... yo quiero!
Ya te dije todo.. lo adore.
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