martes, 29 de marzo de 2011

Un viaje determinandose.

1-


Esa misma mañana, las chicas hicieron una excursión que lleva a los turistas desde Purmamarca hacia las salinas grandes. Yo, como ya había ido decidí quedarme a escribir todo lo que había acontecido la noche anterior, aunque todavía no tenía la certeza de cómo hacer para que todo eso suene creíble.
Estuve solo desde las 11 hrs. hasta las 15 hrs. aproximadamente. Tomé tres tazas de café en un barcito en donde escribí las primeras líneas, y así empezó a transcurrir lentamente la mañana.
Cuando las chicas volvieron, acordamos partir hacia Tilcara; todo era muy extraño: me encontraba haciendo el mismo recorrido que hacia algunos días ya había hecho, pero esta vez en un plano totalmente nuevo, con otras preocupaciones y con otras personas; estaba absorto en una situación totalmente nueva.
A las 19 partimos hacia el pueblo en el que mi viaje se había tornado totalmente frenético días atrás, y en donde sin darme cuenta se gestó remotamente la idea de quedarme si fuera necesario. Pienso que volver allí fue un reencuentro y una oportunidad para agradecerle a aquel lugar su influencia en mí.
Decidimos quedarnos algunos días mas de los que habíamos estado en Purmamarca, ya que las chicas consideraron que hacia bastante venían viajando y querían unos días de distensión; esa fue la premisa que marco el clima y el humor de mi segunda estadía en Tilcara.
Así los días corrieron lentos y tranquilos. Estar con mis 4 compañeras de viaje me hacia sentir un clima de familia muy agradable; Cada una de ellas tenia algo en común con alguna amiga mía de la secundaria, entonces me resultaba más que cómodo estar con ellas. Todo lo que hacíamos era acompañado de un clima lleno de risas que a mi me estimulaba mucho y no me dejaba dudar de que haberme quedado y con ellas, estuvo más que bien.
A diferencia de la última visita, esta vez estaba mucho mas relajado. Dormía un poco más, aunque me levantaba más temprano. Pude aprovechar para hacer algunos paseos turísticos que antes no había hecho y empecé a escribir las primeras líneas de futuras canciones y escritos. En general, no salimos mucho de noche. Estuvimos mucho al sol, durante el mediodía y la tarde, por lo que a la noche estábamos bastante cansados como para salir.
En uno de esos días, subí nuevamente por los cerros a visitar el Pucará en compañía de las chicas y, a diferencia de la vez primera, ahora fuimos con guía turístico, quien nos relato de una manera muy sentida como en ese predio hay reconstrucciones totalmente ajenas a lo que alguna vez fue el paisaje original, y como algunas edificaciones habían sido movidas o derrumbadas para facilitar el paso al camino de automóviles hecho para turistas.
Fue fuerte estar en el Pucará; lo fue estar en el norte en general, pero transitar sobre las parcelas de aquel poblado fue especial; se respiraba una presencia por todo el lugar. Sentí que había algo allí que quería ser percibido. Y también estaban los cardones;
Se despertó en mí una fascinación enorme por ellos. Desde que veníamos viajando antes de bajar por primera vez del micro, la impronta de los cardones firmes en el suelo de los cerros fue imponente para mí. Esta vez, sobre el Pucará aproveche para caminar entre ellos, apreciando su textura y su presencia. En un recodo me tope con uno enorme, el cual presentaba rasgos de tener varios años. Me quedé junto a él. Habría 6 o 7 mas pequeños a su alrededor. Fue entonces que soplo un leve viento, el cual corto contra las espinas de los cardones que me rodeaban, de lo que resulto una melodía…Seria imposible describir si esta fue triste, alegre, melancólica o lo que fuera, ya que estaba conformada por algunos silbidos graves y otros tan agudos que al unísono daban como resultado un lenguaje muy exótico, el cual era mas bien una especie de voz hablando en alguna lengua desconocida. O simplemente, era el silbar de los cardones, como a mi me gustó llamarlo, pero fue realmente estremecedor e inexplicable haber podido oír eso.





2-



Luego de la excursión, volvimos a merendar y mientras caminábamos, me vi en un momento crucial; me había dejado llevar tanto por el entorno Tilcareño que olvide el hecho de que las chicas en algún momento seguirían viajando a otros pueblos…y yo realmente no me vi favorecido con la idea de seguir viajando más hacia el norte. Fue así que comencé a pensar en que mi viaje quizás debía acabar…
Así que después de deliberar un rato, decidí que al siguiente día comenzaría a averiguar la forma de volver desde allí hasta buenos aires.
Entré a un Cyber y encontré una agencia de viajes que vendía pasajes para viajar desde San Salvador de Jujuy hasta Buenos Aires a un precio accesible. Y llegar hasta SS De Jujuy era barato también; llame a la agencia y me dijeron que los pasajes se vendían antes de que el micro partiese. Esto me dejo tranquilo, así que por esa tarde me olvide de pensar en la vuelta y decidí disfrutar lo que sea que faltase disfrutar.
Luego de la cena, les comuniqué a las chicas que al día siguiente me iría…y aunque no me creyeron, hicimos una suerte de despedida etílica de mi presencia en su viaje, ya que técnicamente esa seria mi última noche junto a ellas. Brindamos varias veces en mi nombre y en el del grupo, cantamos, nos sacamos fotos y contagiamos a todo el hostel con nuestro animo melancólico / alcohólico/ alegre. Tanto fue así que empezamos a charlar con otro grupo de chicos que también querían salir a festejar pero, nos contaron que recién venían de buscar sin éxito algún bar para pasar el rato. Así que decidimos ir todos a la plaza de la ciudad. Esa noche fue genial; intercambiamos anécdotas recientes de nuestros viajes y algunas de vacaciones anteriores. En un momento llego la policía y nos pidió amablemente que dejáramos la plaza y mudemos nuestra reunión a un río que estaba a pocas cuadras de allí. Y ahí termino la velada, entre risas y botellas vacías volvimos al recinto en donde dormiríamos. Y yo me daba cuenta de que no quería partir realmente, así que comenté esto a las chicas y se nos ocurrió poner como fecha de mí partida la misma en la que ellas partirían hacia Humahuaca...Eso era exactamente dentro de dos días más…Así, mi vuelta a Buenos Aires se retrasó nuevamente.
Esos dos días fueron de lo más normales. Realmente yo ya podía sentir que mi viaje había cumplido un ciclo y debía terminar. Lentamente empecé a sentirme perdido; no extrañaba mi casa pero estaba comenzando a sentir que ya no tenia sentido seguir estando perdido sin ninguna responsabilidad. Tuve una leve aflicción por esto, ya que ahora estaba bastante seguro de que era hora de volver, algo que creía que no sentiría jamás…
Una tarde antes de que se cumpliera el plazo pactado para que las chicas y yo nos separemos, llame a la agencia de viajes y pregunté si había pasajes para Buenos Aires disponibles. Me dijeron que si; por el valor de 200 pesos, podría viajar a las 14 hrs. desde San Salvador de Jujuy hasta Buenos Aires sin necesidad de llevar seña.






3-

Llego nuevamente mi noche antes de partir. Pero esta vez, definitiva.
Antes de la cena, las chicas comenzaron a armar sus bolsos para seguir con su viaje y yo para terminarlo; recuerdo como el sonido de los cierres apretando sus dientes producían escalofríos en mi espalda. Así me di cuenta de que realmente esa era la última vez que estaría allí y de noche.
Un pequeño nudo se hizo presente en mi garganta. Quise animar a las chicas a salir conmigo por última vez pero no quisieron. Así que no tuve mas remedio que salir a dar algunas vueltas en soledad; camine por casi todos los lugares en los que estuve, en los alrededores del centro, y al cabo de unas dos horas decidí volver al hostel para beber una cerveza y ya acostarme a dormir por ultima vez en Tilcara.
Al llegar, se largo a llover; fue la primer lluvia que presencié desde que había llegado al Norte. Fue hermoso; todo lugar cambia cuando llueve, ya que cambia el aroma del aire, cambia la luz, cambia todo, por lo que esa noche vi el paisaje norteño como nunca. Esto fue algo realmente fuerte, Así que en vez de ir a mi cama decidí quedarme en la cocina, escribiendo en volantes y papelitos las pocas cosas que se podían traducir a palabras de todas las que transitaban por mi mente en ese momento. Escribí durante un rato, pero nada me convencía. Me resultaba imposible estar tranquilo y dejar fluir mis pensamientos en medio de esa situación…Hasta que me di cuenta de que me estaba durmiendo sentado en la silla y que la lluvia ya había cesado, por lo que no me quedo más que ir a mi habitación...Así fue mi verdadera ultima noche, tan confusa como todo lo que hasta ahora había acontecido allí. Confusa, rápida, in entendible…esa última velada fue como una síntesis de todo el viaje.
Me fui a acostar derramando algunas lágrimas y me metí en la cama. Esta vez no hubo ninguna tertulia erótica mientras las chicas se cambiaban, ni tampoco hubo ruidos extraños afuera. Y tampoco había ningún plan o próximo pueblo a donde partir por la mañana, excepto a Buenos Aires. El silencio de esa noche fue el más profundo de todos. Definitivamente, estaba entrando en el fin de mi preciado viaje.

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