viernes, 1 de abril de 2011

Santa desesperación de Jujuy.

1-

A las 8:30 hrs. de la mañana, la alarma de mi celular sonó en mi bolsillo. Miré a mí alrededor y vi que era el único de los 5 que se había despertado. El ómnibus que me llevaría a San Salvador de Jujuy partiría a las 11:30 hrs., y el micro con el que las chicas viajarían hasta Humahuaca saldría a las 10:40 hrs. El plan era que todos dejemos la habitación a las 10:00 hrs., caminemos juntos hasta la terminal, que estaba a unas 6 cuadras y así finalmente se bifurcarían nuestros caminos.
Crucé el patio para dirigirme a la cocina y desayunar, y contemple que la mañana estaba fresca y agradable, sin casi ningún rastro de la lluvia que había caído en la noche anterior. El cielo estaba celeste y radiante; los cerros de seguro estarían imponentes como siempre, pero en esa oportunidad no me atreví a mirarlos.
Me serví una taza de café y comencé a leer mis anotaciones de la noche anterior, tratando de actuar como si el hecho de partir no me afectara; En eso me encontraba cuando de la habitación comenzaron a salir de a una las chicas, quienes se sentaron en la mesa en donde yo estaba y compartimos el desayuno. Les conté que la noche anterior había llovido y se sorprendieron al ver lo claro que estaba el día en ese momento.
Al cabo de unos 25 minutos, dejamos la cocina y empezamos a sacar nuestro equipaje de la habitación. Eran las 9: 14 de la mañana, y ya teníamos todo listo para partir, así que pagamos el hostel y nos fuimos antes de lo acordado rumbo a la terminal. Caminamos en silencio; el clima entre nosotros estaba muy extraño. Creo que todos nos sentíamos igual pero tratábamos de ocultarlo, y el peso del equipaje ayudaba para que nadie dijera nada en todo el trayecto.
Cuando llegamos a la terminal, todavía faltaban algunos minutos para que llegue el micro de las chicas, así que compartimos algunos cigarrillos y charlamos un poco. Realmente en ese momento me sentía totalmente ido, devastado emocionalmente; parecía que todo estaba dispuesto para que mi corazón estalle, ya que la mañana estaba hermosa, las chicas se Iván a Humahuaca, que es otra ciudad maravillosa, y la gente a mi alrededor que recién llegaba, caminaban a mi alrededor con el asombro que significa llegar por primera vez a Tilcara. Pero aún así, yo estaba ajeno a todo eso, sentía tanta resignación por partir que ya nada parecía afectarme; no podía reparar en esos detalles como para que me llegaran; sabía que todo eso estaba sucediendo pero ya no lograba prestar atención.
En medio de toda esa imagen, vimos como el micro de las chicas se asomaba por la esquina, levantando polvo rojizo y luciendo el cartel que decía “Humahuaca”. Les ayude a subir los bolsos y luego nos despedimos; cada una me dio un abrazo; el perfume que salía del cabello de una de ellas me hizo llorar, pero apreté mis ojos contra su hombro y trate de que nadie se diera cuenta. Y cuando quisimos acordar, ya nos habíamos separado. Ahora yo fumaba frente al micro mientras ellas me sonreían desde arriba. Realmente sentí unas ganas enormes de que el vehiculo se fuera de una vez, ya que me sentía muy desanimado mientras vivía nuestra separación.
Por suerte, unos pocos minutos más tarde el motor arrancó y así el micro se perdió en el camino con mis amigas arriba, y yo nuevamente estaba completamente solo, como aquel día en Salta capital, en donde decidí quedarme, pero en esa nueva vez, no tenía otra opción que partir.


2-


Todavía faltaba para que llegue mi ómnibus, así que decidí entrar a una cabina telefónica y llamar a la agencia de viajes de San Salvador de Jujuy para avisar que en una hora estaría allí para abordar el viaje de las 14:00 hrs. hacia buenos aires, del cual me habían informado unos días antes de que no requería de señar el lugar. Para mi sorpresa, el empleado que me atendió me dijo que ya no quedaban lugares disponibles para las 14:00 hrs. y que yo había sido mal informado, ya que los pasajes se deben comprar con al menos 4 horas de anticipación. Realmente no estaba preparado para afrontar una situación así en ese momento, pero trate de relajarme y pensar en que al menos tenia $ 50 pesos además de los $ 200 que guarde para el pasaje, por lo tanto, trate de consolarme pensando que al menos podría recorrer San Salvador de Jujuy unas horas, ya que el próximo viaje disponible saldría a las 16 hrs.
Cuando llegó mi ómnibus, me subí y me dormí; realmente no se cuanto tiempo viaje pero me desperté cerca de la terminal, así que baje, tome mi bolso y fui directo a la agencia que quedaba a pocas cuadras de allí. Entre al local y solicite de inmediato un pasaje para viajar a las 16 hrs., me comunicaron que ya estaba agotado ese viaje también…, y que solamente había lugares disponibles en el ultimo viaje del día, que sale a las 22:00 hrs. Mi ánimo volvió a rodar por el suelo con esta noticia, pero al verme sin ninguna otra alternativa, me anote igual en ese último viaje.
La señorita que me atendía selló mi pasaje y mi indico que el precio era de $ 250…con un hilo de voz casi inaudible debido a esta nueva noticia, le dije que el día anterior me informaron que los pasajes valían $200, a lo que ella asintió, pero también me dijo que ese es el precio de los pasajes para viajar de día, y ya que el viajar de noche es una exigencia mayor para el conductor, tiene un precio mas caro. Yo ya no podía sostener más mi tristeza; no podía entender porque todo me estaba saliendo tan mal. Llegue a pensar que había algo en aquella provincia que en ese momento no quería que me fuera, o que por algún motivo estaba pagando algún tipo de karma.
Todos estos inconvenientes, sumados a mi poca simpatía por partir, hicieron nacer en mi una angustia tan profunda que al salir de la agencia de viajes, solo pude girar en la esquina y sentarme en la cortina baja de un negocio para largarme a llorar. Puse una mano sobre mi cabeza y me dormí, o al menos eso sentí, ya que al despertar vi la hora y solo habían pasado 4 minutos. Eran las 12: 40 hrs. Del mediodía y yo tenia que esperar hasta las 22:00 hrs. solo, sin un centavo, sin nada que comer, con apenas 4 cigarrillos y con un historial de inconvenientes que no dejaban de crecer.
Di algunas vueltas en busca de algún lugar acogedor en donde pasar la tarde, pero me di cuenta de que estaba en una ciudad; aquí no había cerros, ni plazas con turistas, ni hosteles con gente amigable ni nada de lo que venia viendo hasta esa misma mañana. Ese, era el escenario en el que despedí mi viaje; un lugar totalmente urbanizado y frío. Y el estar a tan pocos Km. de Tilcara me oprimía el corazón enormemente. Todavía estoy tratando de entender lo difícil que fue ese día y esa ciudad. A medida que pasaban las horas, la soledad me afectaba cada vez más. Tuve una enorme necesidad de hablar con alguien...pero estaba completamente solo. Además, no podía llamar a mis padres porque se preocuparían por mi sabiendo que tendría q estar en la calle tantas horas. Tampoco quería molestar a las chicas ya que eso implicaría arruinar la despedida que acabábamos de tener…así que sorprendentemente, termine llamando a mi última pareja, con quien hacia dos años no hablábamos. Ella no solo me atendió, sino que se ofreció para buscarme cuando llegue a Buenos Aires, ya que yo no tenía plata para volver a mi casa.
Esto levanto mi animo, así que me dispuse a tratar de matar el tiempo lo mejor posible, recordando todo lo que había vivido en esos últimos días. Encontré un lugar más o menos cómodo para pasar la tarde, al final del pasillo por donde estacionan los micros para que los pasajeros suban. Me quede allí toda la tarde, contemplando como la gente llegaba y partía, viendo como la luz del sol se apagaba, sintiendo a los cardones silbar en mi mente, extrañando las risas de las chicas, deseando estar en Purmamarca, anhelando tener una guitarra entre mis manos, etc, etc, etc.




3-


Realmente, el tiempo pasó mas rápido de lo que esperaba. Creo que esto tuvo que ver con que al lado mío, mientras esperaba al final del pasillo, había unas mujeres con ropas típicas de Bolivia, que estaban esperando ahí mismo desde antes que yo llegara, y delante de ellas estaba un chico con rastas y barba sentado pacientemente sobre su bolso, quien armo pulseras artesanales durante toda la tarde, que también estaba ahí cuando yo llegue, y creo que tanto él como de las mujeres Bolivianas, de alguna forma me contagiaron su paciencia, y así mi espera fue mucho menos ardua.
Cuando faltaban una hora y media para la llegada del micro, fui a esperar a la agencia porque se había largado a llover. Y para mi sorpresa, allí estaba el muchacho con rastas que había estado frente a mí toda la tarde, quien también ahí llego antes que yo. No nos saludamos, pero intercambiamos una mirada de simpatía que me alejo un poco De mi soledad.
Al fin, se hicieron las 9:30 hrs. de la noche. Ya estaba a punto de salir de ese infierno para volver al mío. Mientras nos daban las indicaciones de cómo proceder para subir al micro, mi mente volaba y empezaba a pensar en mi casa, mi cama, mis familia, mi perro… todos sentimientos amenos que se desvanecieron cuando un empleado me aviso que el servicio de cajuela para equipaje durante el viaje tiene un valor de diez pesos…
Yo exprese que no tenía plata pero sobre todo, me queje de que cuando compre el pasaje, nadie me aviso de este gasto, a lo que me respondieron que si no pagaba por el equipaje, no viajaría. Así llego nuevamente la angustia, otra vez el nudo en la garganta, la soledad, todo eso que viví en SS de Jujuy durante toda la tarde, volvió a mi como queriéndome recordar algo que aún no se que es; en medio de esta nueva/ vieja desesperación, me acerque al muchacho de rastas y le pedí por favor que me preste los diez pesos del equipaje. El me miro amablemente y me dijo que era demasiada la cantidad que le pedí, pero que podía ayudarme dándome dos pesos. Yo acepte, y seguí pidiendo plata a otras personas que estaban allí, comentándoles mi situación. Realmente no podía creer lo que estaba haciendo. En determinado momento no me atreví a seguir pidiendo plata. Conté lo recaudado y tenia 6 pesos con 75 centavos. Me acerque a quien marcaba los bolsos y le dije que era todo lo que tenia. Afortunadamente me dejo subir el bolso igual. Subí al micro y me senté con el rasta, el cual resulto ser un tipo excelente. Además, sin darme cuenta de cómo sucedió realmente, otro muchacho comenzó a hablar con nosotros. Entablamos una amena comunicación de forma inmediata, así que los tres permanecimos juntos. Compartimos gran parte del trayecto intercambiando anécdotas de nuestro viaje, entablando un clima de comodidad y alegría que fue realmente más que adecuado para que yo olvide un poco mi tristeza por partir y por todos los infortunios que había vivido esa tarde.

4-

En determinado momento de la noche me dormí; y ya de mañana, el rasta me despertó para decirme que, si tenía algún estupefaciente sería mejor tirarlo, ya que el micro en el que viajábamos había logrado pasar de largo unos cuantos controles policiales, pero en cualquier momento podría suceder lo contrario. Fue así que cuando paramos a desayunar, tiré en la basura unas pocas migas de marihuana que me quedaban, y mi nuevo compañero me invito a liquidar un cigarrillo de la misma planta que el también deseaba hacer desaparecer. Terminado el desayuno, seguimos viaje pero en menos de 5 km la policía nos paró; subieron dos oficiales con perros que olieron cada rincón, además de que nos hicieron abrir nuestros bolsos de mano. Por lo tanto, haber tirado mi marihuana y fumado la del rasta, fue algo hecho justo a tiempo. Caso contrario quizás hubiera tenido otro disgusto en este maldito viaje de vuelta.

Realmente, yo creía que jamás iba a volver a la “normalidad”, ya que la ultima jornada, al igual que las 20 anteriores, habían sido tan profundas que me hacían dudar de que alguna vez terminarían...pero el paisaje que apareció al tomar la Autopista Buenos Aires- Rosario, hizo que mis dudas se disiparan en un instante…
Lentamente el paisaje fue mutando. Los cerros ya se habían extinto hacia rato, y por mi ventanilla nuevamente volvía a ver el horizonte al que estaba acostumbrado.
Todo comenzó a cambiar; la claridad del aire, el viento, las sensaciones en los sentidos…hasta que finalmente ya estábamos entrando en la capital. En lugar de cerros con cardones, ahora veía los edificios. Un momento especial fue pasar por el cartel de ingreso a Boulogne, en donde viven las chicas…quien sabe que estarían haciendo ellas mientras yo pasaba por sus casas…

Y Así, volví al barrio de Once, donde 20 días atrás había partido con mis 3 amigos bajo la idea de regresar juntos. De más esta decir que no fue así. ...Increíblemente, estaba nuevamente en la ciudad, con una perspectiva de las cosas totalmente nueva. Ya no sentía entusiasmado por caminar; mis ojos estaban quietos, apenas se movían al darme la información necesaria para caminar sin tropezarme; ya no se movían extasiados mirando todo lo que su vitalidad les permitía. En la esquina estaba Daniela, quien fue mi novia. Ella me esperaba allí para volver a casa. Fue raro; el haber entrado de golpe a la ciudad apagó en mí una luz que me había hecho brillar durante los días en el norte. Ahora estaba vacío; era el mismo de antes...hubiera contestado que nada del viaje había acontecido, si me lo preguntaban en ese momento. Ese mundo tan extraño en el que yo había transitado, de repente solo existía en imágenes dentro de mi cabeza, y ya no había manera de que vuelva a ser real. Comencé a darme cuenta de que ahora, estando en la “realidad” otra vez, me seria imposible explicar lo que viví cuando me pregunten como había estado mi viaje. Pienso que estando en el norte fui creando una forma de ser acorde al lugar; fui creando un yo que vivió solamente en ese mundo. Ahí entendí lo que sucedía: ese que he sido, se quedo entre los cerros; y en la ciudad era nuevamente quien siempre fuí.
Es mas, cuando Daniela me pregunto como me fue, millones de imágenes cruzaron por mi cabeza, pero solamente pude contestar diciendo....”bien”

martes, 29 de marzo de 2011

Un viaje determinandose.

1-


Esa misma mañana, las chicas hicieron una excursión que lleva a los turistas desde Purmamarca hacia las salinas grandes. Yo, como ya había ido decidí quedarme a escribir todo lo que había acontecido la noche anterior, aunque todavía no tenía la certeza de cómo hacer para que todo eso suene creíble.
Estuve solo desde las 11 hrs. hasta las 15 hrs. aproximadamente. Tomé tres tazas de café en un barcito en donde escribí las primeras líneas, y así empezó a transcurrir lentamente la mañana.
Cuando las chicas volvieron, acordamos partir hacia Tilcara; todo era muy extraño: me encontraba haciendo el mismo recorrido que hacia algunos días ya había hecho, pero esta vez en un plano totalmente nuevo, con otras preocupaciones y con otras personas; estaba absorto en una situación totalmente nueva.
A las 19 partimos hacia el pueblo en el que mi viaje se había tornado totalmente frenético días atrás, y en donde sin darme cuenta se gestó remotamente la idea de quedarme si fuera necesario. Pienso que volver allí fue un reencuentro y una oportunidad para agradecerle a aquel lugar su influencia en mí.
Decidimos quedarnos algunos días mas de los que habíamos estado en Purmamarca, ya que las chicas consideraron que hacia bastante venían viajando y querían unos días de distensión; esa fue la premisa que marco el clima y el humor de mi segunda estadía en Tilcara.
Así los días corrieron lentos y tranquilos. Estar con mis 4 compañeras de viaje me hacia sentir un clima de familia muy agradable; Cada una de ellas tenia algo en común con alguna amiga mía de la secundaria, entonces me resultaba más que cómodo estar con ellas. Todo lo que hacíamos era acompañado de un clima lleno de risas que a mi me estimulaba mucho y no me dejaba dudar de que haberme quedado y con ellas, estuvo más que bien.
A diferencia de la última visita, esta vez estaba mucho mas relajado. Dormía un poco más, aunque me levantaba más temprano. Pude aprovechar para hacer algunos paseos turísticos que antes no había hecho y empecé a escribir las primeras líneas de futuras canciones y escritos. En general, no salimos mucho de noche. Estuvimos mucho al sol, durante el mediodía y la tarde, por lo que a la noche estábamos bastante cansados como para salir.
En uno de esos días, subí nuevamente por los cerros a visitar el Pucará en compañía de las chicas y, a diferencia de la vez primera, ahora fuimos con guía turístico, quien nos relato de una manera muy sentida como en ese predio hay reconstrucciones totalmente ajenas a lo que alguna vez fue el paisaje original, y como algunas edificaciones habían sido movidas o derrumbadas para facilitar el paso al camino de automóviles hecho para turistas.
Fue fuerte estar en el Pucará; lo fue estar en el norte en general, pero transitar sobre las parcelas de aquel poblado fue especial; se respiraba una presencia por todo el lugar. Sentí que había algo allí que quería ser percibido. Y también estaban los cardones;
Se despertó en mí una fascinación enorme por ellos. Desde que veníamos viajando antes de bajar por primera vez del micro, la impronta de los cardones firmes en el suelo de los cerros fue imponente para mí. Esta vez, sobre el Pucará aproveche para caminar entre ellos, apreciando su textura y su presencia. En un recodo me tope con uno enorme, el cual presentaba rasgos de tener varios años. Me quedé junto a él. Habría 6 o 7 mas pequeños a su alrededor. Fue entonces que soplo un leve viento, el cual corto contra las espinas de los cardones que me rodeaban, de lo que resulto una melodía…Seria imposible describir si esta fue triste, alegre, melancólica o lo que fuera, ya que estaba conformada por algunos silbidos graves y otros tan agudos que al unísono daban como resultado un lenguaje muy exótico, el cual era mas bien una especie de voz hablando en alguna lengua desconocida. O simplemente, era el silbar de los cardones, como a mi me gustó llamarlo, pero fue realmente estremecedor e inexplicable haber podido oír eso.





2-



Luego de la excursión, volvimos a merendar y mientras caminábamos, me vi en un momento crucial; me había dejado llevar tanto por el entorno Tilcareño que olvide el hecho de que las chicas en algún momento seguirían viajando a otros pueblos…y yo realmente no me vi favorecido con la idea de seguir viajando más hacia el norte. Fue así que comencé a pensar en que mi viaje quizás debía acabar…
Así que después de deliberar un rato, decidí que al siguiente día comenzaría a averiguar la forma de volver desde allí hasta buenos aires.
Entré a un Cyber y encontré una agencia de viajes que vendía pasajes para viajar desde San Salvador de Jujuy hasta Buenos Aires a un precio accesible. Y llegar hasta SS De Jujuy era barato también; llame a la agencia y me dijeron que los pasajes se vendían antes de que el micro partiese. Esto me dejo tranquilo, así que por esa tarde me olvide de pensar en la vuelta y decidí disfrutar lo que sea que faltase disfrutar.
Luego de la cena, les comuniqué a las chicas que al día siguiente me iría…y aunque no me creyeron, hicimos una suerte de despedida etílica de mi presencia en su viaje, ya que técnicamente esa seria mi última noche junto a ellas. Brindamos varias veces en mi nombre y en el del grupo, cantamos, nos sacamos fotos y contagiamos a todo el hostel con nuestro animo melancólico / alcohólico/ alegre. Tanto fue así que empezamos a charlar con otro grupo de chicos que también querían salir a festejar pero, nos contaron que recién venían de buscar sin éxito algún bar para pasar el rato. Así que decidimos ir todos a la plaza de la ciudad. Esa noche fue genial; intercambiamos anécdotas recientes de nuestros viajes y algunas de vacaciones anteriores. En un momento llego la policía y nos pidió amablemente que dejáramos la plaza y mudemos nuestra reunión a un río que estaba a pocas cuadras de allí. Y ahí termino la velada, entre risas y botellas vacías volvimos al recinto en donde dormiríamos. Y yo me daba cuenta de que no quería partir realmente, así que comenté esto a las chicas y se nos ocurrió poner como fecha de mí partida la misma en la que ellas partirían hacia Humahuaca...Eso era exactamente dentro de dos días más…Así, mi vuelta a Buenos Aires se retrasó nuevamente.
Esos dos días fueron de lo más normales. Realmente yo ya podía sentir que mi viaje había cumplido un ciclo y debía terminar. Lentamente empecé a sentirme perdido; no extrañaba mi casa pero estaba comenzando a sentir que ya no tenia sentido seguir estando perdido sin ninguna responsabilidad. Tuve una leve aflicción por esto, ya que ahora estaba bastante seguro de que era hora de volver, algo que creía que no sentiría jamás…
Una tarde antes de que se cumpliera el plazo pactado para que las chicas y yo nos separemos, llame a la agencia de viajes y pregunté si había pasajes para Buenos Aires disponibles. Me dijeron que si; por el valor de 200 pesos, podría viajar a las 14 hrs. desde San Salvador de Jujuy hasta Buenos Aires sin necesidad de llevar seña.






3-

Llego nuevamente mi noche antes de partir. Pero esta vez, definitiva.
Antes de la cena, las chicas comenzaron a armar sus bolsos para seguir con su viaje y yo para terminarlo; recuerdo como el sonido de los cierres apretando sus dientes producían escalofríos en mi espalda. Así me di cuenta de que realmente esa era la última vez que estaría allí y de noche.
Un pequeño nudo se hizo presente en mi garganta. Quise animar a las chicas a salir conmigo por última vez pero no quisieron. Así que no tuve mas remedio que salir a dar algunas vueltas en soledad; camine por casi todos los lugares en los que estuve, en los alrededores del centro, y al cabo de unas dos horas decidí volver al hostel para beber una cerveza y ya acostarme a dormir por ultima vez en Tilcara.
Al llegar, se largo a llover; fue la primer lluvia que presencié desde que había llegado al Norte. Fue hermoso; todo lugar cambia cuando llueve, ya que cambia el aroma del aire, cambia la luz, cambia todo, por lo que esa noche vi el paisaje norteño como nunca. Esto fue algo realmente fuerte, Así que en vez de ir a mi cama decidí quedarme en la cocina, escribiendo en volantes y papelitos las pocas cosas que se podían traducir a palabras de todas las que transitaban por mi mente en ese momento. Escribí durante un rato, pero nada me convencía. Me resultaba imposible estar tranquilo y dejar fluir mis pensamientos en medio de esa situación…Hasta que me di cuenta de que me estaba durmiendo sentado en la silla y que la lluvia ya había cesado, por lo que no me quedo más que ir a mi habitación...Así fue mi verdadera ultima noche, tan confusa como todo lo que hasta ahora había acontecido allí. Confusa, rápida, in entendible…esa última velada fue como una síntesis de todo el viaje.
Me fui a acostar derramando algunas lágrimas y me metí en la cama. Esta vez no hubo ninguna tertulia erótica mientras las chicas se cambiaban, ni tampoco hubo ruidos extraños afuera. Y tampoco había ningún plan o próximo pueblo a donde partir por la mañana, excepto a Buenos Aires. El silencio de esa noche fue el más profundo de todos. Definitivamente, estaba entrando en el fin de mi preciado viaje.

domingo, 27 de marzo de 2011

Purmamarca.

1-


Luego de aceptar viajar con las chicas, salimos de la terminal de salta capital con rumbo a Purmamarca. Pasadas las 9 de la mañana dejamos el hostel y nos dirigimos a la terminal de micros, recorrido que yo había hecho hacia apenas unos días. Ahora me encontraba haciendo el mismo trayecto nuevamente pero en una situación totalmente distinta.
Al llegar, hice uso de mis conocimientos previos sobre las calles del lugar y dirigí al grupo hacia la plaza del pueblo. Allí, dos de las chicas se quedaron con el equipaje, mientras que las otras dos y yo salimos a buscar algún lugar en donde hospedarnos esa noche. Después de un rato, terminamos anotándonos para pasar la noche en la misma casa en donde yo ya había estado alquilando hacia unos días atrás con mis amigos.
Una vez instalados en una amplia pieza para 8 personas, decidimos salir a dar un paseo. Fue ahí que al salir a la calle, nos cruzamos con un chico que la noche anterior había estado en aquel hostel de salta. El estaba viajando solo, así que lo invitamos a caminar con nosotros esa tarde. Realmente no recuerdo como se llama… pero durante todo el viaje lo llame el mochilero,


Esa tarde recorrimos el cerro sacando fotos y caminando tranquilamente por la zona como cualquier otro grupo de turistas en vacaciones.
En general, me sentí bastante incomodo en varias ocasiones, ya que el hecho de pasar tanto tiempo con desconocidos era una experiencia nueva; por lo tanto en muchos momentos me sentí solo, con la cabeza llena de pensamientos que definitivamente no podían resolverse en ese momento.
Luego del recorrido, volvimos a la habitación casi a las 20 hrs. y comenzaron los preparativos para bañarnos y salir a cenar. El mochilero se quedo con nosotros durante ese rato, sin pagar la pieza, mientras de a uno nos turnábamos para usar la ducha. Luego, cuando todas las chicas habían terminado de bañarse, dejamos que el use el baño también. Este detalle me cayó casi muy mal. Al terminar con el baño, nos dirigimos a cenar, en compañía también del muchacho con mochila, quien anteriormente expreso sentir que estaba quedando mal con otro grupo de chicas con quien quedo en verse mientras se quedaba con nosotros. Así mismo, se quedo con nosotros.
Luego de cenar fuimos a la plaza con la idea de tomar algo de alcohol y fumar marihuana. Teníamos una media botella de coca restante de la cena, y en la habitación había casi una botella entera de Fernet; mis instintos masculinos me dictaron que si todos los presentes entrábamos a la habitación a buscar la bebida, de seguro no íbamos a volver a salir. Nos quedaríamos acostados y yo no estaba como para quedarme despierto, solo y sobrio en medio de este pueblo que tanto misterio tiene en cada esquina. Así que decidí ir a buscar la bebida yo, pero pedí al mochilero que me acompañe porque realmente no quería caminar solo con la sensación de miedo que sentía desde que en la tarde habíamos recorrido el cementerio del lugar.
Ese breve transcurso hasta la pieza fue normal, a excepción de un solo comentario dicho por mi compañía que realmente me desestabilizo; cuando le exprese que tenia miedo de caminar solo, el me retruco preguntándome si yo le temía mas a algo sobrenatural o a un ladrón…al analizar la frase, me inquieto el hecho de que la comparación recayó puntualmente entre un “fantasma” y un “ladrón”, ya que al usar el colectivo “fantasma”, creo que la mejor opción a modo de antitesis debería haber sido “hombre” o “persona”…igualmente, hasta aquí le deje la culpa a mi propia paranoia…la cual aumento cuando expresó que el le tendría mas miedo a un “policía” que a un “fantasma” o a un “ladrón”…la nueva antitesis entre policía y ladrón realmente me inquieto, ya que él anteriormente expresó que no bebe, ni porta drogas para consumo personal, además de que trabaja o trabajaba hasta hacia poco; así que no logre entender porque le temería a la policía…
Y como si esto fuera poco, en la puerta del hostel que esta junto a nuestra habitación, había un grupo de gente que inquieto a mi acompañante, haciéndole decir que su anterior expresión debió haber sido dicha en voz baja ya que aquellas personas eran “todos policías”…esto volvió a inquietarme, ya que esas personas definitivamente no eran personas de la ley, ya que estaban actuando totalmente normales, vestidos en ropas comunes y corrientes, además de que yo ya había estado en esa misma ciudad, por lo que mas o menos sabia que allí no hay demasiados oficiales policiales a la noche y mucho menos varios como supuestamente ahora veíamos. Realmente, el supuesto miedo a la policía me perturbo bastante, por lo que al entrar, saque de inmediato la bebida para volver lo antes posible a la plaza con las chicas.
Cuando volvimos con ellas, prepare la bebida y fumamos marihuana primero bajo una galería de estructura similar a los cabildos y luego en la plaza, esta vez cerca de la habitación ya que la idea de ir a dormir ya estaba rondando.
Bajo los efectos de lo que bebíamos y fumábamos, note algo raro en el habla del viajero a mochila; el no fuma ni bebe pero usa expresiones al hablar muy parecidas a las que yo uso cuando fumo o bebo…
No obstante esa apreciación, alguien comenzó a contar historias de fantasmas…el estar nuevamente hablando de cosas sobrenaturales con el mochilero presente volvió a perturbarme, ya que me pareció algo mas que una casualidad; pero el miedo neto llego cuando este hizo oídos sordos a mis reiterados pedidos para cambiar de tema en la charla. Sospeche por un momento que en el existía el deseo de asustarnos por alguna razón… además, cuando me pregunto anteriormente a que le temía más, yo respondí “fantasma”, y el ahora habla de fantasmas...se me ocurrió que tal vez yo era a quien el quería asustar al ser el único varón del grupo…
Cuando por fin decidimos volver a la habitación, el viajero dijo que el dormiría en la calle, y nos pidió que guardemos su carpa hasta la mañana siguiente en la pieza, ya que él solo necesitaba su bolsa de dormir mas el suelo y techo de la galería en la que habíamos estado primero.
Todos estas cosas nos llevaron a pensar que el estaba haciendo merito para que le diéramos permiso para dejarlo dormir en nuestro cuarto sin pagar…cosa que podría sonar relativamente normal, excepto por el detalle de que el y nosotros nos conocimos en un hostel de Salta el día anterior, en donde el pago por su habitación; pero ahora expresaba no querer pagar por una cama, sino que prefería dormir en la calle, con garúa…



2-


Una vez en la pieza, y sin la compañía del viajero con mochila, comenzaron los preparativos para acostarnos. Yo ya estaba muy drogado y sin ganas de ir al baño o cambiarme la ropa, así que únicamente me saque los zapatos y me metí en la cama.
Las chicas, por el contrario, fueron al baño y tomaron el tiempo que les toma a ellas estar listas para algo. Yo decidí salir de la cama y quedarme en el patio que conecta la habitación con el baño hasta que terminaran de usarlo.
Cuando la ultima chica Salió del baño, entramos al cuarto y me acosté nuevamente; al tocar la almohada con la cabeza recordé el estado estupefaciente en el cual me encontraba, por lo que comencé a intentar fijar mi mente en solo una cosa y dormir, pero mi meditación se vio interrumpida cuando las chicas prendieron la luz para vestirse. Yo me encontraba en la cama del medio de la pieza, teniendo tres chicas a mi derecha y una a mi izquierda, hecho por el cual mientras las de la derecha se vestían, tuve que cubrir mis ojos con las manos mirando hacia la izquierda para darles algo de privacidad, y lo mismo con la de la izquierda.
Las cosas se pusieron un poco extrañas mientras tenia mis ojos cerrados, ya que dos veces me dijeron “ya podes ver”, y al descubrir mis ojos contemple que aun no estaban vestídas. Pero como las risas brotaban, no me preocupe mucho, aunque igualmente volví a tapar mis ojos.
Cuando terminaron de vestirse, se acostaron las 4 y yo tuve que apagar la luz. Ya en oscuras, las voces de las chicas seguían sonando para pedirse cosas; y entre voces, el pedido de ellas solicitando mi linterna volvió a desatar las risas. Yo podría haberme estirado para agarrarla y prestárselas, pero decidí no hacerlo, y así poder ver que sucedía al negarme.
Tal como pensé, los comentarios graciosos continuaron en torno a mi linterna. Mis opciones de respuesta eran pocas; ya que podía contestar algo fuera de lugar o callar. Así que decidí callar. Al notar esto, una de las chicas pregunto si me había dormido. El tono usado por ella fue más bien irónico, por lo que opté abandonar mi silencio sin entrar completamente en el juego. Solo me limite a decir “estoy despierto”, y como respuesta, otra voz femenina me respondió con un “me prestas tu linterna”...al oír esto volví a callar, hecho que amerito otra frase de las misma voz, la cual dijo “ en donde esta tu linterna?”…esta vez, mis hormonas no me dejaron callar y respondí con un poco inteligente “vos sabes a donde esta”… para mi sorpresa, mi respuesta fue no solo bien recibida, sino que también desato una serie de pequeños diálogos llenos de expresiones subliminales relativas a la descripción de mi linterna y el uso que podrían darle. De repente me sentí afortunado de estar escuchando esas, cosas en ese estado mental y en ese pueblo.
Mientras las voces se entrelazaban, la chica mas próxima a mi continuaba moviéndose en la cama, con sutiles movimientos corporales acompañados de su cabello también en movimiento, lo que resulto un espectáculo muy interesante, ya que a su vez, otras dos chicas que estaban a su lado alumbraban con sus celulares a la que se movía, a la vez
Que agitaban dichas luces como incitándome a mirar lo que sucedía y a escuchar sus charlas subliminales que a esta altura eran netamente de índole sexual.
Me sentí afortunado pero impotente a la vez, ya que mis posibilidades de tener alguna relación sensorial que no fuese auditiva o visual eran mínimas, al mismo tiempo de que la única chica que me gustaba tenía novio, por lo que solamente podía escuchar y ver, más sentirme impotente y algo extraño…
De repente, luego del impecable y por momentos ensayado dialogo subliminal, las voces cesaron junto con las luces de los celulares. El momento de dormir se acercaba, al mismo tiempo en que llegó, y yo me ví aún drogado y repitiendo mentalmente los diálogos que acababa de disfrutar.





3-


Llegado el silencio tuve la idea de moverme un poco en la cama para hacer algo de ruido y tomar mi linterna. Lo hice y alumbré hacia el techo con la idea de poder activar nuevamente las voces femeninas. Pero ya era demasiado tarde, las voces ahora eran solo ronquidos.
Sin más que hacer, me encontré obligado a intentar dormir. Fue así que recordé al mochilero, quien se había quedado en la calle…y las conjeturas surgieron de nuevo; porque una persona que la noche anterior durmió en una pieza paga, hoy decide dormir en la calle bajo un clima lluvioso?...mientras pensaba en esto, una imagen perturbadora se dibujo en mi mente; Cuando entramos a la habitación, nos acompaño hasta la entrada del mismo. Yo entre ultimo y al cerrar la puerta, creí ver que se sentó justo debajo de nuestra ventana…en realidad, no quise asegurarme de eso cuando llegamos por que no quería asustarme…pero cuando las luces se apagaron y me encontré solo, no pude evitar que mi cabeza ruede sobre esto.
Trate de mantener la calma pero no podía dejar de pensar en que la puerta de entrada al pasillo y la de la habitación estaban sin llave. Por lo tanto, sin dudarlo cerré la puerta de la pieza y trate de evitar pensar en que el mochilero estaba sentado a metros de nuestra ventana y con la sabiduría de que la entrada principal estaba abierta.
Trate de conformarme con la idea de que el viajero intentaba lograr que lo dejemos entrar sin pagar y nada mas, por eso nos acompaño hasta la puerta. Pero saber que la noche anterior estuvo en un hostel en el cual el pago no me dejaba en paz.
No obstante, recordé que la semana anterior yo había dormido dos noches en ese mismo pueblo, misma pieza y misma cama, por lo que tenía una minima noción de cómo era el edificio y de los sonidos nocturnos de esa zona por la noche: puertas abiertas y casi ningún sonido, al menos ninguno producido por humanos; eso me daba una cierta tranquilidad para poder reaccionar y pensar claramente llegado el caso de que algo suceda.
Lo que realmente no esperaba fue que esas características comenzaron a ausentarse en esa noche. La nueva inquietud surgió porque escuche la alerta de que un mensaje de texto llegó a un celular, y dicho sonido provenía desde la ventana que daba a la calle…no tuve el valor de asomarme a ver si el mochila estaba ahí sentado, ya que esto podría asustar a las chicas y eso no sonaba conveniente.
Yo ya había dormido allí y en dos noches seguidas lo hice sin oír nada raro, por lo que ese celular me inquieto demasiado; aunque no tanto como cuando sentí que una botella o algo plástico se arrastraba por la calle de tierra; lo primero que pensé fue en un perro jugando… pero abandone ese pensamiento cuando note que la botella, o lo que fuera, no se movía de forma involuntaria, mas bien parecía moverse de un lado a otro, siempre recorriendo el trayecto que hay desde nuestra ventana a la puerta del lugar, la cual estaba abierta-
Considerando que podría ser un can jugando no habría por que temer, salvo por dos nuevos detalles: en mi última visita a ese lugar, en esa misma cuadra conocí al perro llama; un ovejero alemán enorme, bautizado así por nosotros, quien no dejaba a ningún otro perro merodear por allí. Esta vez, parece que no apareció…algo muy raro porque antes de entrar a la pieza lo habíamos visto ahuyentar a un perro chiquito...por lo que pensé que quizás podría no ser un perro lo que producía el sonido.
El otro detalle era que el supuesto perro juguetón, en ningún momento emitió sonido o ladrido alguno mientras jugaba, ni tampoco se oían sus uñas contra el suelo mientras movía la botella. Pensé que tal vez la botella no era movida por ningún caniche, sino tal vez por el viento…o peor aun, por un perro de viento.
Ni siquiera me atreví a imaginar que el mochilero o alguna fuerza sobrenatural estaban haciendo aquellos sonidos porque hubiese sido demasiado para mi, estando en un lugar extraño, con la cabeza aturdida y sin lugar hacia donde escapar.
Me conforme con pensar que quizás era un perro, quizás un fantasma, quizás el mochilero o quizás yo seguía drogado y soñaba estando despierto y amplificaba todos los estímulos sensoriales del ambiente, o quizás nada sucedió. La realidad estuvo un poco esquiva ese día desde que llegamos temprano a ese lugar.
Cuando amaneció, las chicas me felicitaron por haberme comportado como un caballero durante su amena charla, yo me felicite por lo mismo e hicimos algunos chistes. De los sonidos, nadie dijo nada. Y cuando encontramos al mochilero para darle la carpa, tampoco dijo nada.

viernes, 25 de marzo de 2011

Un viaje indeterminado.

1-


El día 4 de febrero salí en micro desde el Barrio de Once y llegue a Salta capital el 5. Después de 6 o 7 años, estaba de viaje nuevamente, con 3 amigos que hacia bastante conocía pero que nunca había pasado mas de un día junto a alguno de ellos.
La llegada al norte fue demasiado extraña; hacia mucho tiempo que por cuestiones de trabajo no podía irme en verano, por lo que estaba desde hacia rato inmerso en una rutina que abarcaba mi tiempo de enero a enero, quedándome en mi casa mientras todos vacacionaban. Por lo tanto, hacia mucho que no veía un paisaje diferente.
El solo hecho de haber salido a la ruta fue excitante para mí; pero eso no fue nada comparado al adentrarnos en el árido paisaje del noroeste.
Llegamos a Salta un martes a las 16 horas y nos instalamos en un hostel que nos cobraba 35 pesos la noche con desayuno y vendía cerveza Salta a diez pesos…
Los días comenzaron a transcurrir lentos y normales; nos levantábamos tarde, comíamos, salíamos a algún bar y volvíamos. Así fueron los primeros 3 días en este, que fue el lugar más céntrico y más “normal” que conocimos., ya que al ser capital tenía aspecto de ciudad similar a nuestras casas;
En salta, fueron 3 días de relajación post 20 horas de viaje y planificación de cómo seguirían nuestras vacaciones.
Es así que cuando lo consideramos correcto, comenzamos a movilizarnos hacia el primero de los pueblos a conocer: Purmamarca;
Dos horas en ómnibus desde la terminal salteña nos llevaron a este pueblo, el cual abrió en mi otro tipo de visión del viaje. Esta vez, me encontraba en un lugar realmente nuevo, en donde todo era distinto y desconocido; calles de distinta forma a la que estoy habituado, casas pequeñas, tierra, cerros a metros de mis pies, ecos extraños…realmente llegar allí produjo algo en mí; estaba finalmente en un lugar desconocido como tanto tiempo hacia que anhelaba.
Estando en purmamarca los días se fueron tornando distintos; comencé a estar borracho varias veces a la luz del día, y en las noches, cuando volvíamos de algún bar, siempre terminaba levantándome solo y saliendo nuevamente de la habitación a dar vueltas por aquellas misteriosas calles, buscando algún lugar en donde estar o simplemente disfrutando de sentirme perdido en un lugar completamente desconocido. Fue en este pueblo en donde realmente sentí la diferencia entre mis compañeros y yo; ellos estaban de vacaciones y yo buscaba algo que rompa mi cabeza….Y ya paresia estar cerca de encontrarlo.
Muchas veces me vi fascinado; caminando y apreciando cada detalle, maravillándome de lo desconocido que era todo lo que veía. Mi tolerancia al alcohol estaba maximizada en la enésima potencia y eso hacia que cada día sea de lo más extraño y disfrutable-
Tuve el agrado de ver distintos espectáculos en peñas o bares pequeños, los cuales difieren mucho de los que puedo ver en mi barrio, así que, como músico que soy, estaba más que pasmado por las cosas que veía en aquellos espectáculos…
Purmamárca fue como estar en una especie de pueblo fantasma, en el que yo deambulaba por casi todas las esquinas, observando todo lo que mis pupilas me permitían, y sintiendo por un lado momentos de felicidad absoluta y por otro lado profundos sentimientos de terror y miedo.

Transcurridos 3 días y dos noches, viajamos hacia Tillcara, el próximo pueblo en la hoja de ruta. Allí las cosas mutaron nuevamente; la cantidad de alcohol se duplico en cuanto a cantidad y en cuanto a los lapsos cada vez mayores que dedique a beber...Las horas de sueño comenzaron a reducirse a tres o cuatro por día y el sentimiento de estar en otro mundo era algo que me fascinaba y no me dejaba hacer otra cosa más que caminar todo el día y salir todas las noches. Tenía un estado de felicidad inédito en mí, y unas ganas sobrenaturales de hacer cosas acompañado de la ausencia casi total de cansancio; realmente no podía creer en donde estaba ni lo que sentía. A su vez, mi relación con los chicos era cada vez mas distante; definitivamente yo estaba en otra sintonía y eso parecía empezar a erosionar el grupo de viaje.
Comencé a estar bastante tiempo solo, dando vueltas por las esquinas de Tilcara, casi siempre ebrio, lamentando profundamente no haber traído mi guitarra y llorando cada vez que levantaba la vista y veía los cerros cayendo sobre mí…

Luego de tilcara, viajamos a la Quiaca; allí cruzamos la frontera hacia villazon en Bolivia y finalmente, después de una pequeña deliberación volvimos a Salta capital…


2-


El plan era estar en el norte desde el 4 hasta el 20 de febrero, y como la agencia que nos vendió los pasajes cuenta entre sus empleados con un amigo de Nicolás, uno de mis compañeros de viaje, teníamos la libertad de poder quedarnos mas días o menos días de los que en el pasaje de micro se leía, siempre y cuando avisáramos con anticipación.
Lo que nunca pensé es que optaríamos por irnos antes de lo pensado; en realidad, no pensé que mis compañeros querrían irse antes de la fecha pactada…
Al llegar nuevamente a salta, durante la cena se acordó que ya habíamos cumplido las expectativas del viaje y que no estaría mal volverse algunos días antes…
Mi aflicción ante esta noticia fue muy profunda; sentí que de repente todo ese mundo nuevo y fantasmal se desmoronaba sobre mis hombros, dejándome una sensación de dolor y agobio que me duro toda la noche...
Después de acordar esto, restaban 6 días antes de que dejemos salta para volver a Buenos Aires, según lo dictaba el nuevo acuerdo pactado al acordar el truncamiento del viaje. Decidimos ocupar estos días festejando, aprovechando los bajos precios que tiene el alcohol adentro del hostel en el cual estábamos. Esos días fueron de los mejores; la mejor forma de concluir el viaje fue esa: luego de recorrer paisajes hermosos, conocer gente y comidas desconocidos para nosotros, hicimos lo que no habíamos hecho aun, que fue socializar con los turistas extranjeros del hostel, y beber más aun...Tanto así que los últimos 3 días antes de partir llegamos a pasarnos 9 horas bebiendo en la cocina del lugar, hablando con extranjeros en un deforme y divertido ingles, fumando cigarrillos de mariguana con una forma muy extraña hechos por las manos de una francesa enorme, bailando cumbia al ritmo de wonderwall de oasis cantada a capella, y demases cosas de borrachos en vacaciones.
Pero el momento de irse se aproximaba y yo no estaba nada contento con eso.

El momento crítico fue el día 17 al atardecer. Allí me di cuenta de que a la mañana siguiente debería dejar el norte argentino para volverme, antes de lo pactado, a mi hogar, del que hacia tanto anhelaba escapar. Esa noche salimos a algunos bares, y al volver no pude dormir; apenas salio el sol me encontré caminando por salta capital, totalmente desvelado y por momentos dormido/borracho, buscando la forma de encontrar algún motivo que me hiciera pensar en volver a mi casa sin sentirme totalmente devastado como me sentía en ese momento.
Este motivo no llego; y adentrada la mañana, la idea de quedarme allí sin mis compañeros empezó a rondar por mi cabeza...Solamente necesitaba algo que me hiciera convencer del todo de quedarme.
Inesperadamente, y lejos de cómo me comporto normalmente en situaciones limite, me vi llamando a mi padre para comentarle que quería quedarme unos días mas...a lo que el asintió, y se ofreció a mandarme dinero si hubiese hecho falta. Creo que este fue el motivo que me hizo decidir quedarme. Fue raro; pocas veces mi familia esta involucrada en mi vida, pero al fin y al cabo, tener el respaldo de mis padres fue lo que canalizo mi energía hacia concretar el impulso de quedarme.



3–


Fue así que decidí quedarme solo; precisamente en la capital salteña, en donde mi viaje había comenzado, terminado y ahora empezaba de nuevo.Esa mañana fue muy extraña: Mis amigos se iban; habían terminado su viaje y se notaba en sus actitudes, mientras que yo estaba totalmente reseteado y listo para comenzar otra vez; realmente estaba algo ansioso por que se fueran en un buen sentido, ya que empezaba a darme cuenta de que ese viaje no habría de significar nada si yo no me quedase al menos un día más.
A eso de las 15 hrs se fueron; nos saludamos y cruzaron la puerta… de repente, realmente yo estaba solo, completamente solo, así que pedí una cerveza y empecé a trazar mi nuevo viaje.
Al cabo de un rato, me cruce en el hostel con unas chicas que habían llegado la tarde anterior, con quienes compartí algunas risas en los bares de la calle Balcarce en la noche antes de decidir quedarme. Les conté que había elegido quedarme solo, noticia que les resulto simpática, y nos quedamos charlando en el patio.
Ellas eran 4. En ese momento no lo sabía pero serian quienes me acompañarían en este nuevo viaje.

Realmente, quedarme fue una de las mejores decisiones que tome en mi corta vida.
La primer noche de “soledad” pude comprobarlo; de una forma muy natural entable una relación muy amistosa con estas chicas; tanto es así que planeamos hacer una cena para todos, y además, salí a comprar lo necesario para el menú con la chica mas linda de todas, caminando bajo una agradable garúa salteña. Así que realmente mi estadía estaba valiendo la pena.

Esa noche hubo una inesperada tertulia culinaria internacional en la cocina del hostel; había unos locos de algún país nórdico cuyo nombre no recuerdo, quienes estaban haciendo un pescado al horno con una exagerada cantidad de pimienta negra, al tiempo que tomaban vino tinto puro y escuchaban una música con aires country muy similar a la de Bob Dylan. Estos muchachos eran de lo más simpáticos y ruidosos; hablaban un ingles casi tan forzado como el mío y hacían brindis a cada rato. Tuvimos una pequeña comunión musical cuando pusieron ,a pedido mío, el tema “Live Forever” de oasis, el cual fue cantado por todos los que estaban en la cocina a un volumen totalmente etílico en medio del patio y ante los ojos de algunos turistas mayores que nos miraban con simpatía y miedo a la vez.
También estaba Saya, un chico de Israel de lo más raro, que se encontraba preparando unos fideos con una salsa a base de carne y aromas a especias que olía rico y exótico a la vez.
Y entre este plato israelí y el pescado picante de los otros chicos, estaba la olla de puré y las milanesas que con las chicas preparábamos. Me sentí un poco avergonzado al ver sus platos y el nuestro pero...la situación era tan rara que no valía la pena reparar en semejante estupidez.

Después de la cena, todos los huéspedes, nos encontramos haciendo una especie de sobremesa mundial, charlando en distintos idiomas y tomando distintos alcoholes. Era raro sentir como a mi espalda hablaban en Frances mientras que yo improvisaba ingles con Saya, el israelita.
Pasado un rato algunos quisieron salir. Yo fui invitado y obviamente acepte, aunque para mi sorpresa las chicas con las que cocine no quisieron ir. Fue así que esa noche me vi saliendo con 3 yanquis de lo mas campiranos, dos francesas, dos tipos raros de Europa que aun no se de donde son (los del pescado picante), una pareja de ingleses, un chico de Munro y yo, de Claypole.
Esa fue mi primer noche solo; una tarde de decisiones y alcohol, mas una cena y salida intercultural de lo mas rara. Y yo, definitivamente no podía estar más feliz con mi decisión.


Al otro día, amanecí y me encontré con las chicas, quienes me comentaron que tenían planes de ir hacia purmamarca, y me invitaron a ir con ellas. Mi corazón se aceleró de tan solo pensar que iría nuevamente a ese fantasmal pueblo. Y si la vez anterior había estado a punto de descubrir algo, ahora, con mi decisión de quedarme, quien sabe que llegaría a pasar.








(Acepte la invitación…)